miércoles, 16 de junio de 2010

El sapo poeta que hizo brillar una estrella




Allá, en la inmensidad del cielo

en la lejana distancia

atraída por el fulgor

de los ojos de un poeta

una pequeña estrella

quiso acortar la distancia

y un destello caprichoso

prendió en su corazón la llama.


Sus hermanas las estrellas

no paran de reprocharle

que ¡cómo la más pequeña

y la que menos relumbra

haya pretendido mirar

a los ojos de un poeta!


La estrellita enamorada

ya no escucha a sus hermanas

porque su alma quedó

prendida de esa mirada.


Refulgente, de luz llena

rutilante se pasea,

sintiéndose la más brillante

del universo de estrellas.


Cuando la noche se acuesta

para anunciar la mañana,

temerosa y asustada

por entre la luz del alba,

dicen que del sol se esconde

por miedo a que se le apague

el brillo de esa mirada.


Impaciente y rezagada

hasta que la luna avanza

por entre el prado y el río,

por entre el rocío y la escarcha,

de sueños acurrucada,

espera para llenarse

con la luz de esa mirada.

¡Amante de una estrella!




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