Una noche de luna acicalada
cuando la luz, dormida entre las flores
en íntimo silencio era acunada,
rompió el cristal del tiempo un hada en loores.
Y entre las aguas, en amor bañada,
despertó a la vida una mañana…
De rubor su carita sonrojada
y de estrellas sus ojos adornada.
Una fuente cantaba, y en su rumor,
como ola de mar, nos preguntaba:
¿tiene lindo nombre el Hada del Amor?
Y la voz musical de un viejo hombre
refunfuñó a la fuente, que dudaba
que un Hada no portara bello nombre
Y fue así como un atrevido gorrión
trinó el nombre de OLIVIA en su canción.
Y colorín, colorado, este cuento aún no se ha acabado…
La llegada de Olivia al jardín de los sueños
Una tarde de hermosa primavera
cuando el sol en su pináculo cumplía
con el culto de dormirse en su vera,
y una luna perezosa irrumpía
en la ruta de la luz crepuscular,
tres campanas al Hada le anunciaron
que debía disponerse a soñar:
¡tilín.! ¡ tolón! ¡talán! Apagaron
el crisol donde jugaban las flores,
las estrellas de sus ojos se celaron,
y el jardín prendió la luz a los faroles.
Volaron un sinfín de mariposas
Dos luciérnagas del susto se avivaron
Y los sueños a Olivia iluminaron
Y colorín, colorado, este cuento aún no se ha acabado…
El despertar del Hada Olivia
Cuando la fresca mañana al sol llama
Y los pájaros despiertan en sus ramas
dos estrellas se abren en los ojos
de un Hada agitando a los hinojos
El rocío con su halo remolón
empapó todas las flores del jarrón
Y en su avance el sereno se atrevió
a salpicar los cristales cuando vio
que un Hada despertaba su atención.
Y Olivia muy enojada le inquirió:
¡Pon un poco de juicio en tu aplicación !
Que a mis flores Dios las riega con su don
Y no es bueno despertarlas con temor
que espantadas pierden brillo su color
Y "la curiosidad del Hada Olivia" un próximo cuento nos traerá.
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