Vuelvo a plantar en mi jardín un sueño
con corazón de árbol y fuerte tronco
para que el céfiro de él no haga leño
y la savia circule por su cuenco.
Vuelvo al jardín de la ilusión que un día
reventó en un capullo de esperanza
sin conocer, que la melancolía,
le robaría toda su coraza.
Vuelvo al amor, amor enamorado,
como una amapola que brota sola,
adornando el prado, con su tocado,
como en la mar la furia de la ola
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