Se despidió el día
con su dejo de ternura
siempre pegado
al terciopelo de la tierra,
y a las ramas del árbol.
Y llegó la noche
desabrochando sombras,
bordándole costuras a los sueños,
enamorando al misterio,
para robarle su secreto.
La vida se ha sentado en un sillón,
encendiendo su pipa,
con la mirada perdida
y el corazón cansado.
Y en esa extraña "ambigüedad", que no confusión, sino corazón que entraña la polaridad amiga y diversa "entre luces", tal vez esté ese atractivo tranquilo y sabio de ese viejo sentado en su sillón frente a la noche preñada.
ResponderEliminarMe gusta tu manera de ir contruyendo tu poesía, ofreces palabra que son rodamientos de agua, clara sencilla, sin torres que itenten tocar algún cielo. tu poesía recta sin ornamentos ni antiguos dobleces. la disfruto. bella Maravillas
ResponderEliminarRub
• ¡Impresionante!
• La foto y las palabras, todo una unidad.
• Saludos
CR & LMA
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