A la sombra de un farol
puse una pena a dormir
otra te quiso escribir
y la que más me dolía
de amor se murió por ti.
Entre el junco y la rivera
se oye gemir al silencio:
La fuente no tiene agua,
el viento muere de sed;
y mi alma perdió el juicio
al no poderte querer.
Una estrella se ocultó
detrás de una gran cometa.
El sol se puso a buscarla
y la luna la encontró
en una nube, enredada.
Tengo un sombrero de paja
que me cubre la cabeza
para que no se me escape
el deseo de abrazarte
fundiéndome en tu nobleza.
Desde el camino a tu casa
hay un hayedo y un olmo,
enamorados del agua
que corre por el regato
circundando tu ventana.
Tiene la noche una pena
y el día una nostalgia:
La noche esperando el día;
el día pensando en la noche
¡Nunca podrán entenderse
si no se encuentran un día!
El narciso y la violeta
tuvieron un amorío
y un tulipán amarillo
vanidoso y engreído,
por no mostrar sentimiento,
murió de celos, marchito.
Dos campanas y una torre
tiene mi ermita del monte
y un campanero que toca
cuando el alba despereza,
sin despertar a la noche.