lunes, 14 de marzo de 2011
LA MUJER ÁRBOL
Entre un chopo y un castaño
levanta su tronco el roble
que, centenario y curioso,
se abre paso en la vereda.
Una encina muy frondosa
con sus montaraces ramas
burla al roble, encelada
la sombra sobre las piedras.
Y en la negra noche incierta,
cuando la luna florece,
la encina se desvanece
mansa en los brazos del roble.
Sólo el chopo y el castaño,
tímidos y azarados,
acunan, entre sus hojas,
los luceros a la noche.
Y entre la piedra y la sombra
se agita el agua del río.
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¡Qué ganas tengo de rodearme de encinas, de pasear junto al castaño, de oir el rumor del viento en los chopos! Tu poema de hoy me ha traido una bella postal de todo lo que me pierdo.
ResponderEliminarMuchos besos
eloy
Una pena no poder ver tu imagen en mayor tamaño... a que es debido??
ResponderEliminarLa verdad es que me ha gustado, pero en tan pequeño...a uno le quedan ganas de disfrutarla mas.
Saludos,
La fuerza del poema para mi que se condensa en los dos últimos versos. Y al parecer no teniendo nada que ver con lo que se lleva dicho, el agua desde la humildad de su base siente envidia de los árboles y por su savia escondida trepa para poder alzarse como ellos.
ResponderEliminar· Encina y roble son de la misma familia, es pues una historia de amor filial a la que asisten, celosos, el chopo y y castaño que rivalizan en el color de sus hojas.
· un beso
CR & LMA
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