lunes, 5 de julio de 2010




A través de las ramas del rosal

la luz se escapa...

Alargando las hojas y las sombras.

La bóveda celeste de un gris acero

viste el tiempo...

El instante se dilata.


La oscuridad expande su ceguera

El manto de la noche se extiende

en todo lo creado.


La vida duerme el sueño de la luz.

El horizonte, ilusionado, espera

que, de nuevo, asomen los colores del alba

una, y otra vez...

Cada mañana.




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